Hace unos días mi tocayo amigo escribió un
post sobre evolucionismo vs. creacionismo. A él nunca le interesó demasiado el tema, pero a mi me consume. Está vinculado a mi historia de conversión religiosa (en realidad es previo a ella) ya que también experimenté al respecto una conversión de creencias, en este caso científicas, que modificaron mi modo de interpretar la realidad.
No entraré en detalles, sólo diré que era un evolucionista de ley, militante diría, hasta que me topé con
Michael Behe y su libro
La caja negra de Darwin que hizo tambalear mis esquemas. Otro día hablaré sobre su interesante teoría de la
complejidad irreducible, sus aciertos y sus fallas.
Aunque la teoría del diseño inteligente no se termine de demostrar lo cierto es que aún hay controversia real, científica, con respecto a la evolución. Y cada vez más.
Controversia bastardeada y ocultada.
Ahora voy al grano:
La sola existencia de un debate y una incertidumbre seria sobre el origen de la vida y del hombre en este momento de la historia en el que hemos llegado a dominar tecnológicamente a la vida y al hombre debería hacernos reflexionar bastante. Y temer. Ese dominio no es neutro, está sostenido y a la vez sostiene alguna ideología.
No volveré sobre la inconsistencia del sistema científico como fuente de verdad (rol asignado a la ciencia por la sociedad arreligiosa). Ni alertaré sobre nuestra vulnerabilidad frente a este sistema científico endiosado y hoy masivamente mediatizado, parcializado y corrompido por los poderes de turno cada vez más hegemónicos. No.
En particular me preocupa, aún en el marco de la ciencia genuina, casta,
la generación de “errores de lectura” provocados por un axioma falso sobre otros campos del conocimiento. A veces sobre bastiones importantísimos del conocimiento. Ejemplo que me toca de cerca:
la mente humana. No es lo mismo interpretar sus funciones, la psiconeurofisiología, desde la óptica evolucionista materialista (hoy, la regla) que desde otra perspectiva que dé lugar al misterio y por ende, al respeto.
Hoy ya casi no se puede leer ciencia básica biológica sin tener que leer entre líneas, todo está interpretado por el prisma de la Evolución. ¡Ni hablar de las ciencias sociales! ¿cómo se volverá atrás si se termina de demostrar que la Evolución estaba errada?
¿Y acaso no puede estar errada, señor materialista? ¿no sabe ud. algo de historia, esa de la que siempre me habla? ¿o no leyo ud. a Popper acaso?
Es impredecible el efecto residual que traerá aparejada la caída de este brutal paradigma sobre el cual se han construído en un siglo tantas otras majestuosas teorías, algunas de ellas verdaderas filosofías! (basta recordar cuánto usufructuaron
Engels y Marx a Darwin). Esas otras construcciones, por más que su cimiento sea falso (por lo tanto ellas también falsas), ya han cobrado vida propia e impregnado la historia, no creo que puedan caer por más que se les mueva el piso. A lo sumo sufrirán refacciones.
Temo que no volveremos al Creador con la mirada pura, no retornaremos a la pregunta acallada por décadas: "¿qué es el hombre?" de un modo sincero. No nos veremos humildes "creaturas". Nuestra mirada ya esta cambiada por la mentira sostenida durante el siglo. Ya nos hemos vuelto soberbiamente animales y animalmente soberbios, no volveremos atrás. Creeremos más facilmente en religiones de OVNIS y "maestros ascendidos" que en el Dios de nuestros ancestros, el que ya matamos.
Lo que viene es digno de temor.
Muerto el perro, no se termina la rabia. Perdón, mejor dicho, muerto el mono, lamentablemente continuará la rabia, quizás peor:
“¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión o una vergüenza dolorosa. Y justo eso es lo que hombre debe ser para el superhombre: una irrisión o una vergüenza dolorosa. Habéis recorrido el camino que lleva desde el gusano hasta el hombre, y muchas cosas en vosotros continúan siendo gusano. En otro tiempo fuisteis monos, y también ahora es el hombre más mono que cualquier mono.”
Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra, 1. 3