verso converso

aportes incorrectos después de haber caído del caballo...

Y él les dijo: «Así, todo escriba que ha llegado a ser discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo.» (Mt 13,52)


noviembre 25, 2006

brave new world II

-¿Y dónde está el problema en que seamos felices aún a fuerza de fármacos?- me podría preguntar alguien, con no poco sentido, ante el post anterior.
-¿Al fin y al cabo, cuál es el problema en que nos adaptemos y mitiguemos el sufrimiento? ¿no es la posibilidad de una vida más plena? ¿mitigar el sufrimiento no es algo esencialmente bueno?

Sí, mitigar el dolor es algo bueno. Pero no estoy tan seguro de que sea algo esencialmente bueno, algo bueno en sí mismo. Es algo bueno en tanto y en cuanto tenga un sentido caritativo, nos interese el alivio del otro, exista amor. Y además en tanto y en cuanto ese dolor sea vano, no tenga sentido.
Y no quiero meterme aquí -no porque no sea importante sino porque no estoy en condiciones- en el profundo asunto del sentido del dolor desde un punto de vista teológico o filosófico, sino que me remito a una analogía más sencilla: ¿Anestesiar al remero esclavo en la galera sólo para que siga remando es algo bueno?.

Yendo a los dolores del alma, me refiero a los problemas de salud mental que hoy nos acechan cual epidemias, sería importante poner mejor foco en el diagnóstico antes que largarnos raudamente a vender tratamientos, es decir, sería lógico tener más claro qué es lo que nos provoca hoy el dolor, para de ser posible, evitarlo. Y cuestionarnos también su sentido, su lógica.
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Pero si buscamos mal, encontraremos mal. Problemas macro no deberían tener una explicación micro. Nos quedamos con el foco puesto en los neurotransmisores y en el último subtipo de receptor sináptico o en clasificaciones fenomenológicas o en el mejor de los casos en la constelación sistémica del individuo que sufre para finalmente (mal)explicar la resultante de fenómenos sociales gigantes donde a veces, el sentido común bastaría para el diagnóstico y quizás también, no se cómo, para el tratamiento.

Pero quiero volver al punto inicial.
-O.K. Está todo mal, el mundo de hoy es alienante... y qué?? Es lo que hay y yo quiero ser feliz. Qué problema hay en anestesiarse un poco? eh?- me podría seguir preguntando, no sin poco sentido ni derecho, mi inquisitivo amigo.

El problema, como ya se trató antes en este blog, radica en el efecto del uso crónico de estas drogas sobre nuestra naturaleza humana, sobre lo que nos hace ser lo que somos.

Digo -y en esto puede surgir válida oposición- que cambiar nuestras mentes en forma permanente no es como cambiar nuestro color de ojos ni como erradicar una verruga de nuestra piel ni como tener una médula osea ajena transplantada. Es otra cosa. Es ser otro y no sólo eso (con una médula osea ajena uno tambien es otro), es dejar de ser humano.
El precio que pagamos por adaptarnos es altísimo, no sólo tenemos que dejar de ser nosotros sino que tenemos que dejar de ser humanos.

-Y qué es lo que nos hace ser humanos, a verrr?

(continuará)

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