salir en los diarios
Este blog no se enorgullece de casi nada. Mucho menos de haber sido citado acá
aportes incorrectos después de haber caído del caballo...
Y él les dijo: «Así, todo escriba que ha llegado a ser discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo.» (Mt 13,52)
Sabía de esas voces. Yo sabía
que los ecos sonaban. Que la suerte
eran ecos, no voces; que solía
tañir el desencanto. (Que la muerte
era el límite al fin. Pero temía.
Y todo era tan simple: era ser fuerte.
Más fuerte que la muerte, me decía.
Y temía la luz que me despierte...)
Hasta que al fin la voz sonó más clara,
más sutil, más veraz, más fiel. Más rara.
Y por sólo esa vez fue rumorosa.
Y por única vez me vi librado
del eco del silencio ya opacado
por la voz que ilumina silenciosa.
Eduardo
- Me olvido que sos mi centro, mi luz, mi meta, mi todo. Me olvido que en Vos está la Vida y no hay otra. Me olvido y me pierdo.
Y digo tener claro que sos la Verdad y el camino, pero como un tonto, a veces me distraigo o me olvido.
No es sólo cobardía.
- No quiero olvidarme más. No quiero olvidarme más, Señor!
"Yo creo que si hay una institución que sostiene el fracaso de la sociedad es la familia"dice éste.
"Voy a luchar para que no haya más intimidad"nos arenga este otro
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?
¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
del Evangelio de hoy: Mt 16, 24-28