Dios y la Felicidad Absoluta
A continuación, este blog pasa a retransmitir tres citas textuales posteadas en un blog amigo en los últimos días. Tómese como lo que es: un verdadero afano. Pero considérese también la noble intención de retransmitir lo bueno para el bien de las almas.
Aquí van tres afirmaciones consoladoras:
Pero... pregunto yo desde mi ignorancia y mi desolación...¿es realmente perfecta e infinita la alegría de Dios? ¿es una felicidad absoluta? ¿seguro?
Todos hemos escuchado alguna vez que el Señor sufre por nuestros pecados. La imagen de un Padre bueno que se preocupa y conmueve por sus débiles y confundidos hijos resulta bastante lógica. Si nos ama, debe sentir con nosotros, de hecho nuestro Dios se hizo hombre, se humanizó. Entonces... ¿sufre Dios? ¿no tiene acaso alguna parte de nuestro Dios trino la experiencia del dolor y el sufrimiento? Y si así fuera...
el pecado, que es por definición lo ajeno a Dios, la exclusión de Dios ¿no tendría algún remoto poder sobre Él aunque sea a través nuestro? Esta última pregunta puede parecer muy antropocentrista, pero... ¿no nos da derecho a ser antropocentristas acaso un Dios que se dignó a hacerse hombre?
Por último... los bautizados o los hombre de buena fe ¿somos parte de Dios, como iglesia, como cuerpo místico de Cristo... también cuando pecamos? ¿O inmediatamente, en ese instante (que como todo instante es eterno) quedamos fuera de Dios, allí... donde será el llanto y el rechinar de dientes?
Teólogos se necesitan con urgencia. Presentarse por ventanilla 7 con paciencia y benignidad hacia este espíritu tentador que me asola, con respuestas corteses y sabias y con abundantes pañuelos.
Aquí van tres afirmaciones consoladoras:
El pensamiento de que existe algo infinitamente más justo, infinitamente más feliz que yo, basta para llename de inmensa ternura y gloria, más allá de lo que yo sea y lo que yo haga. Mucho más que la propia dicha, el hombre necesita saber y creer siempre que existe en alguna parte una dicha absoluta y una paz para todos y para todo. Toda la ley de la existencia humana radica en poder inclinarse ante lo infinitamente grande. Si se priva a los hombres de esa grandeza infinita, rechazarán la vida y buscarán morir en la desesperación.
Fedor Dostoyevsky, en "Los demonios"
Cuando estemos tristes, cuando nos sentimos desanimados, a causa de nosotros mismo, de los demás y de las cosas, pensemos que Jesús está en la gloria del Padre, sentado a su derecha. Pensemos que es bienaventurado para siempre, y que si lo amamos conforme a su precepto, la felicidad del Ser infinito debe superar infinitamente en nuestras almas la tristeza de la criatura finita. Así, considerada la felicidad de nuestro Dios, nuestra alma debe ser poseída por el júbilo, y las penas han de ser disueltas como las nubes delante del sol.
Alegrémonos con la felicidad de nuestro Dios, alegrémonos sin intermisión, porque todos los males de las criaturas son un átomo al lado de la bienaventuranza del Creador.
beato Charles de Foucauld
Alegría en Dios. Hay realmente alegría perfecta e infinita en Dios. Mi participación no puede agregar nada; y mi no participación no puede quitar nada a esa alegría perfecta e infinita.
Simone Weil
Pero... pregunto yo desde mi ignorancia y mi desolación...¿es realmente perfecta e infinita la alegría de Dios? ¿es una felicidad absoluta? ¿seguro?
Todos hemos escuchado alguna vez que el Señor sufre por nuestros pecados. La imagen de un Padre bueno que se preocupa y conmueve por sus débiles y confundidos hijos resulta bastante lógica. Si nos ama, debe sentir con nosotros, de hecho nuestro Dios se hizo hombre, se humanizó. Entonces... ¿sufre Dios? ¿no tiene acaso alguna parte de nuestro Dios trino la experiencia del dolor y el sufrimiento? Y si así fuera...
el pecado, que es por definición lo ajeno a Dios, la exclusión de Dios ¿no tendría algún remoto poder sobre Él aunque sea a través nuestro? Esta última pregunta puede parecer muy antropocentrista, pero... ¿no nos da derecho a ser antropocentristas acaso un Dios que se dignó a hacerse hombre?
Por último... los bautizados o los hombre de buena fe ¿somos parte de Dios, como iglesia, como cuerpo místico de Cristo... también cuando pecamos? ¿O inmediatamente, en ese instante (que como todo instante es eterno) quedamos fuera de Dios, allí... donde será el llanto y el rechinar de dientes?
Teólogos se necesitan con urgencia. Presentarse por ventanilla 7 con paciencia y benignidad hacia este espíritu tentador que me asola, con respuestas corteses y sabias y con abundantes pañuelos.