verso converso

aportes incorrectos después de haber caído del caballo...

Y él les dijo: «Así, todo escriba que ha llegado a ser discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo.» (Mt 13,52)


enero 17, 2005

medicina

(extraído de Cartas a Cacho, psiquiatra converso)

"Te entiendo perfectamente hermano. No soy psiquiatra pero me pasa lo mismo.
[...]
Mirá, yo elegí ser médico porque me gusta la gente. Porque amo al hombre. Por supuesto que también me fascina el estudio de nuestra complejidad biológica. Pero antes que nada quiero servir a la gente. Esa es mi vocación. Lo otro es instrumento. Quiero estar seguro que mi acción va hacia ellos. Que les hago un bien. Puro bien.

Es como vos decís, en la medicina actual no sabemos a quien estamos sirviendo. Ni tampoco sabemos si hacemos realmente un bien. Todo está demasiado pervertido. Nuestro patrón no es el paciente, hay otros en el medio. Nos han hecho creer que perseguimos otros fines.
El paciente pasa a ser la excusa para desarrollar una tarea híbrida. Una tarea llena de objetivos de eficiencia protocolizados, grados de evidencia bibliográfica, trabajos mentirosos para congresos, honorarios rasposos por cantidad de consultas, vampirescos promotores comerciales de drogas cada vez más caras y más inútiles y resguardos judiciales por la industria de la malapraxis. Y ahí queda entonces todo ese dolor sin consolar, toda esa humanidad tras la distancia.
Y nuestras almas, nuestro fuego, boyando en el sinsentido.
Nuestras manos llenas de caridad, sedientas de piel sufriente, se malgastan haciendo recetas y llenando formularios.
[...]
Y ni hablar de la tremenda mentira de nuestro saber... ciego ante el misterio del hombre como ser espiritual. Es terrible, Cacho. Tenés razón. Y nadie parece entender nada.

El asunto es ver cómo hacemos para salir de esta perversidad estructural. Cómo encontrarle la vuelta a un asunto tan enrollado.
Quizás es como vos decís y hay que largar del todo esta falsa medicina. Yo aún guardo fantasías de batallar desde adentro, hasta que me expulsen. O hasta que el corazón aguante jugando por la mía.

Tenemos que confiar en que la mano del Señor nos guiará, Cacho, hay que orar permanentemente y confiar.
Otra, no sé..."

1 Comments:

Blogger m said...

Hola Hernán! Ya hemos hablado de estos problemas que tenemos los creyentes que estamos en alguna ciencia y que encima atendemos gente. Yo creo, como tu Cacho, que hay que renunciar a todo, a la notoriedad, a la tecnología de punta, a hacerse rico con la profesión. De eso me enseñó un poco mi padre, que es médico como vos. "El trabajo no te hace rico, te hace vivir bien", él no es muy creyente pero guardó durante todos los años de trabajo una coherencia con lo que para él es el valor máximo: la vida. Para él ser médico, es salvar vidas (es clínico).
Algo que a mi me sirve como punto de unión entre el ejercicio de la profesión y la fe, es que tanto vos como yo hemos elegido tareas que en si mismas son obras de misericordia (curar al enfermo, enseñar al que no sabe, visitar al solo, consolar al sufriente, etc...)entonces a mi me resulta más simple: frente a ese ser humano que me fue confiado, frente a esa persona única, porque cada paciente es único a pesar de tener el mismo diagnóstico que otros, dedicarme a utilizar mi saber (o no saber)para su alivio, teniendo en claro que es aliviar (no es que no duela)y que nada más importe en ese momento. Y si alguno de los factores que vos decir, obstaculiza ese fin, entonces hay que patear todo. Creo yo...pero no lo practico.

11:12 a.m.  

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