"Pues sí, me contradigo. Y, ¿qué? (Yo soy inmenso, contengo multitudes.)"
W. Whitman
Otro cariz de lo que estaba tratando de decir en un
post anterior sobre la invalidez de los juicios morales retrospectivos, podría ser la idea de vernos, cada uno de nosotros y la sociedad que conformamos en el presente, como la confluencia de múltiples pasados.
Así como en genética el individuo es estudiado de acuerdo a la herencia recibida y esa historia de transmisión de genes se grafica en forma de árboles genealógicos,
deberíamos intentar visualizar también nuestra herencia cultural en forma de grandes árboles, árboles mucho menos simétricos y muchísimo más extensos que los genealógicos por cierto, y de lazos mucho menos concretos que los biológicos, donde cada uno de nosotros es la confluencia de infinidad de cauces de historias e ideas, la punta de un embudo que abarca de diferente modo en cada caso, la casi totalidad de la historia humana.
Así, por ejemplo, un hombre argentino de 40 años como quien escribe, estaría fuertemente marcado no sólo por los sucesos familiares y biográficos que le son propios sino también por los eventos sociales de la Argentina de los 60s, 70s, 80s y 90s. Y antes que eso con la formación social de la Argentina en el siglo XX, probablemente con la masiva inmigracion europea de principio de siglo; y no le serían ajenas a su acervo cultural, por lo tanto, las raices históricas del pais/es europeo/s del cual provienen sus ancestros, y más atrás de eso las raices mismas de la civilización occidental.
De modo que un fulano como el que describo no sólo "está influido" por los Beatles, Nietzche, Charly García, Pipo Mancera y la antinomia peronismo-antiperonismo, sino que
no sería el mismo que es hoy si Napoleón no hubiera tenido su Waterloo, ni si las esposas de Enrique VIII no hubieron sido tales y cuales y la cabeza de Tomás Moro no hubiera rodado, ni si Torquemada no hubiera llevado adelante sus autos de Fe, ni si Alejandro Magno no hubiera llegado a la India, ni si Lázaro no hubiera resucitado, etc, etc, etc...
Somos en parte todo eso. Lo somos, aunque nos guste renegar -con todo nuestro derecho- de muchos de los aspectos tenebrosos de la humanidad que somos y que nos trajo hasta aqui. Somos, cada uno de nosotros, infinidad de traiciones, conquistas, batallas y éxodos del pasado. Somos montes cultivados y pescas de alta mar, destierros injustos, heroicas aventuras, fundaciones de aldeas y ciudades y horrendas matanzas de inocentes. Somos bautismos y malones, conspiraciones, procesiones y olimpíadas. Somos mucha palabra, mucha palabra en muchas lenguas.
A veces juzgamos el pasado como si "esos otros" que hicieron tal o cual cosa, fueran completamente ajenos a nosotros, como si no estuvieramos ligados en las entrañas a todos aquellos predecesores que hoy acusamos escandalizados. Ejemplo típico; conquista de América: esos españoles malvados que con temible crueldad satisficieron su ambición desmedida saqueando, violando y matando a los pobres aborígenes, que si te descuidás eran todos mansos, de buen corazón y muy sabios. A los pobres se les impuso una creencia religiosa foránea atropellando su cultura nativa, y tuvieron que creerla, pobrecitos.
¡Cuánta hipocresia hay en esas reivindicaciones! Y cuánta ceguera!
Somos Pizarros y Corteses, mucho más que Monctezumas.
Somos victimarios que decimos estar del lado de las víctimas.
Y lo seguiremos siendo.
En fin, perogrulladas que uno andaba pensando...