verso converso

aportes incorrectos después de haber caído del caballo...

Y él les dijo: «Así, todo escriba que ha llegado a ser discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo.» (Mt 13,52)


mayo 29, 2005

despertares y destierro

La película Despertares cuenta una situación real de la historia reciente de la medicina. El guión es la adaptación de una novela del neurólogo Oliver Sacks, a quien ya mencionamos en este blog cuando hablábamos de autismo.

Mi amiga Alba, neuropsicóloga tan ecléctica como bella, está leyendo la novela de Sacks y me ha pasado el capítulo "La introducción de la L-Dopa" del cual extraigo estos párrafos:

Los humanos racionalizamos, disociamos, damos por sentado: damos por sentado, por ejemplo, que la medicina moderna es una ciencia racional, basada en hechos concretos, no en creencias absurdas, y que nada hay más alejado de ella que lo fantástico o lo mítico. Pero no tenemos más que golpear suavemente esa capa de brillante barniz para que se rasgue de arriba abajo y nos revele sus raíces y cimientos, así como su viejo y misterioso corazón, hecho de metafísica, misticismo, magia y mito.[...]

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Existe, evidentemente, una medicina ordinaria, cotidiana, rutinaria, prosaica, una medicina para los pies llagados, las anginas, los juanetes, los forúnculos; pero todos acariciamos la idea de que también hay OTRA clase de medicina, de carácter por completo diferente: algo mucho más profundo, antiguo extraordinario, casi sagrado, que nos restituirá la salud y la plenitud perdidas y nos proporcionará una sensación de absoluto bienestar.

Y es que todos tenemos la tácita convicción, profundamente arraigada e inherente a nuestra naturaleza humana, de que hubo un tiempo en el que ESTABAMOS sanos, en el que VIVIAMOS contentos y felices y nos sentíamos a gusto en el mundo, en completa armonía con la totalidad de nuestro ser, y de que luego perdimos ese estado primordial, feliz, inocente, y caímos en el actual de padecimientos y enfermedades. Teníamos algo infinitamente bello y precioso y lo perdimos. Nos pasamos la vida buscando la plenitud perdida con la esperanza de que un día, tal vez, la encontraremos de repente y la recuperaremos.

Estas frases me recuerdan aquello posteado aquí mismo sobre la vida como destierro con citas de Kreeft y de Chesterton.

Por otra parte, desconozco las convicciones religiosas de Oliver Sacks (sólo sé que su hermano Jonathan es un rabino importante) pero el hecho de que estos planteos sean expuestos aún desde el mayor laicismo no dejan de darme un poco de alegría por el redescubrimiento.

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