contengo multitudes II
-¿Quiere decir entonces Ud., Sr. converso, que ningún crimen, ningun pecado de la historia es condenable tan sólo porque ocurrió en el pasado y porque de algún modo hizo que lleguemos a este, nuestro presente?
- No. El pecado es siempre pecado. Digo que ningún pecador de la historia es tan condenable desde el momento en que su pecado también alberga en nosotros, y como ud. bien dice, nos hizo llegar a este presente, el cual de alguna manera tenemos que honrar como regalo divino.
- Mmmmmmm...
- Mire ¿recuerda aquello de "quien está libre de pecado que tire la primera piedra"?
- Claro, pero no creo que esa parábola sea aplicable al juicio histórico.
- Pues yo creo que sí aplica. La célebre lección evangélica no explicita a qué pecadores no apedrear ni que sí se puedan tirar piedras al pasado. Además el mensaje no se queda sólo en la indulgencia hacia afuera sino, sobre todo, en la severidad hacia adentro.
Los juicios morales deben ser para con uno y le digo más, para con el que uno es hoy.
- No. El pecado es siempre pecado. Digo que ningún pecador de la historia es tan condenable desde el momento en que su pecado también alberga en nosotros, y como ud. bien dice, nos hizo llegar a este presente, el cual de alguna manera tenemos que honrar como regalo divino.
- Mmmmmmm...
- Mire ¿recuerda aquello de "quien está libre de pecado que tire la primera piedra"?
- Claro, pero no creo que esa parábola sea aplicable al juicio histórico.
- Pues yo creo que sí aplica. La célebre lección evangélica no explicita a qué pecadores no apedrear ni que sí se puedan tirar piedras al pasado. Además el mensaje no se queda sólo en la indulgencia hacia afuera sino, sobre todo, en la severidad hacia adentro.
Los juicios morales deben ser para con uno y le digo más, para con el que uno es hoy.