días y días

Uno de los privilegios que me brinda mi actividad es toparme a diario con esto.


¿Y qué es esto?

Es lo que me pregunto cada vez que un bebé me sonríe en el medio de una revisación.

Hay días llenos de consuelo en que es un gozoso reencuentro de almas en Cristo. Un maravilloso trailer del cielo. Debe haber algo en mí que todavía es puro como para ser reconocido por la pureza.

Hay otros días, un poco más grises, en que esto es sólo un reflejo innato con epicentro en el lóbulo frontal y activado como en espejo por el reconocimiento de mi propia sonrisa. Un par de millones de conexiones eléctricas bien puestas. A lo sumo, un bonito gesto del Creador.

Eso sí, como sea, todos los días lo celebro. Los niños me sonríen, aunque no sepa de qué se trata. Privilegio, les contaba.