volver con el alma marchita

Antes del último parate, venía dando señales sobre mi agobio, mis exigencias, mi loco trajín cotidiano. Mucha influencia tuvo este incremento de actividad de los últimos meses en mi alejamiento del blog. No simplemente por una cuestión de falta de tiempo para escribir posts. Fue mucho peor que eso.

Fue un lento cambio de enfoque, de espíritu, de humores. Fue comenzar a preocuparse demasiado por el resultado de mis acciones. Fue reacostumbrarse a mirar más pa' abajo que pa' arriba. Una ombligización. Un endurecimiento acelerado. Un sentir con fe y una inspiración idos.

Fue peor aún: fue "triunfar". Fue comenzar a saborear el vanidoso gusto del éxito mundano. Fue retornar a un estado previo de ver nublado. Fue el sotreta con los siete amigotes volviendo a la casa más o menos limpia. Fue volver a quemar aceite de la lámpara a lo pavote.

Hay tormentas. Hay alerta meteorológico.

Por eso les confieso que no confío demasiado en esta nueva etapa de mi blog. No puedo asegurar qué clase de posts saldrán porque no se de qué cosas rebosa hoy este corazón. Le pido a usted, señor lector, que ejercite también su lectura más crítica.

Y una vez más, hermano en Cristo, le pido su oración por este pecador.