Francisco, juglar de Dios
Si decíamos que algunos sabios y prudentes del mundo actual consideran severamente "neurótica" a Santa Teresita según sus sesudos análisis retrospectivos, qué no dirán entonces de la salud mental del pobre Francisco de Asís, santo del día, quien ya fuera tomado por loco en su época, ocho siglos antes del implacable DSM IV* que hoy clasifica nuestras conductas.
No me caben dudas de que de haber nacido en estos tiempos San Francisco podría estar dopado en algún instituto psiquiátrico (de no mediar la mano protectora del Señor, por supuesto). Alguien que habla con los pájaros, las fieras, el agua y el sol, que desprecia una herencia, que se desnuda en la vía pública, que se deja robar y ofrece comida con cariño a sus atacantes, que refiere que lo acosan los demonios y que los vence, que tiene seguidores que aseguran que levita y que se mete en el fuego sin quemarse pero sobre todo (porque hasta aquí todo podría ser bien visto por su pintoresco eclectisismo)... sobre todo que habla de Dios todo el día como si Dios de veras existiese: esa persona merece terminar empastillada. El diagnóstico popular de "delirio místico" es una poderosa arma del Enemigo en esta postmodernidad.
La psiquiatría llena necesidades importantes decía el poeta.
A manera de homenaje al seráfico en su día, quiero recordar aquí la primer escena de la película Francesco, Giullare di Dio de Roberto Rossellini (1950), la que más me ha gustado de las películas hechas sobre el santo.
* DSM IV: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, publicado por la American Psychiatric Association. Define mediante criterios clínicos arbitrarios quien está sano y quién padece un trastorno mental.
No me caben dudas de que de haber nacido en estos tiempos San Francisco podría estar dopado en algún instituto psiquiátrico (de no mediar la mano protectora del Señor, por supuesto). Alguien que habla con los pájaros, las fieras, el agua y el sol, que desprecia una herencia, que se desnuda en la vía pública, que se deja robar y ofrece comida con cariño a sus atacantes, que refiere que lo acosan los demonios y que los vence, que tiene seguidores que aseguran que levita y que se mete en el fuego sin quemarse pero sobre todo (porque hasta aquí todo podría ser bien visto por su pintoresco eclectisismo)... sobre todo que habla de Dios todo el día como si Dios de veras existiese: esa persona merece terminar empastillada. El diagnóstico popular de "delirio místico" es una poderosa arma del Enemigo en esta postmodernidad.
La psiquiatría llena necesidades importantes decía el poeta.
A manera de homenaje al seráfico en su día, quiero recordar aquí la primer escena de la película Francesco, Giullare di Dio de Roberto Rossellini (1950), la que más me ha gustado de las películas hechas sobre el santo.
Un día al volver San Francisco del bosque donde había ido a orar, el hermano Maseo quiso probar hasta dónde llegaba su humildad; le salió al encuentro y le dijo en tono de reproche:
- ¿Por qué a ti? ¿Por qué a ti? ¿Por qué a ti?
- ¿Qué quieres decir con eso?- repuso San Francisco.
Y el hermano Maseo:
- Me pregunto ¿por qué todo el mundo va detrás de ti y no parece sino que todos pugnan por verte, oírte y obedecerte? Tú no eres hermoso de cuerpo, no sobresales por la ciencia, no eres noble, y entonces, ¿por qué todo el mundo va en pos de ti?
Al oir esto, San Francisco sintió una grande alegría de espíritu, y estuvo por largo espacio vuelto el rostro al cielo y elevada la mente en Dios; después con gran fervor de espíritu se dirigió al hermano Maseo y le dijo:
- ¿Quieres saber por qué a mí? ¿Quieres saber por qué a mí? ¿Quieres saber por qué a mí viene todo el mundo? Esto me viene de los ojos del Dios altísimo, que miran en todas partes a buenos y malos, y esos ojos santísimos no han visto, entre los pecadores, ninguno más vil ni más inútil, ni más grande pecador que yo. Y como no ha hallado sobre la tierra otra criatura más vil para realizar la obra maravillosa que se había propuesto, me ha escogido a mí para confundir la nobleza, la grandeza, y la fortaleza, y la belleza, y la sabiduría del mundo, a fin de que quede patente que de Él, y no de creatura alguna, proviene toda virtud y todo bien, y nadie puede gloriarse en presencia de Él, sino que quien se gloría ha de gloriarse en el Señor, a quien pertenece todo honor y toda gloria por siempre."
"Florecillas de S. Francisco y de sus compañeros". Capitulo X
* DSM IV: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, publicado por la American Psychiatric Association. Define mediante criterios clínicos arbitrarios quien está sano y quién padece un trastorno mental.
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